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Contando…


Este escrito va a comenzar por un acontecimiento que me pasó. Estaba en clases y teníamos que revisar las láminas del códice Borgia. Estas láminas tienen siete carriles, en
la primera y en la última contienen “dioses” (teotzin) u objetos para ofrendas y en medio de éstas están las variables de los días. Algunas variables tienen una huella de un pie, este pie indica si subes o bajas o sigues por el mismo carril (como en el juego de serpientes y escaleras).
Estos carriles ya están dados, sin embargo, ¿qué quieren decir? o ¿qué es lo que codifican?, preguntas que nos hacíamos en clase. El temachtiani nos indicó que teníamos que contar. No escuchábamos su indicación. El profesor nos reitera que ya tenemos el camino pero que nos faltaba contar.
En ese momento me reí. Me di cuenta de que nosotros tenemos ya, de cierta forma, trazada nuestra vida. Pero, depende de la lectura, de la voz que le damos cómo vamos a contar la historia de nosotros. Pues, ¿qué es contar?, ¿contar es lo mismo en el sentido de narrar que en el sentido de enumerar? o cuando estamos en análisis ¿qué es lo que contamos?
Siguiendo a Freud, en el caso de Anna O, ellos ocupan una palabra que es Wegerzählen (camino del cuento), dice el texto que es de esta manera en que pudieron desanudar los síntomas de ella. Hay algo que acontece cuando contamos… En un análisis se trabaja con la asociación libre, ella permite crear un tejido con el cual se va a trabajar. Este tejido es como una telaraña, en donde las ilaciones se van anudando, creando una red y algunos hilos se tensan más que otros y es ciertos puntos que se sostiene el telar.
Tomemos, por ejemplo, el caso de Anna O, en donde podemos encontrar la siguiente cita: “alguno de sus allegados dejaba caer una de esas palabras claves mientras la paciente se quejaba de su «martirizar»; de pronto ella se acordaba y empezaba a pintar una situación o a relatar una historia[1]”. Retengamos de esta cita: “palabras clave”.
¿Qué son estas palabras clave? Antes de tratar de dar una respuesta, quiero seguir con el ejemplo de Anna O, uno de relatos que nos cuenta Freud a cerca de cómo se eliminaron sus síntomas es el del vaso con agua. Cada vez que a ella le daban un vaso con agua a ella le angustiaba y no le era posible tomar agua. Entonces, la palabra clave, era “vaso con agua”, cuando ella pudo contar y adentrarse aquella urdimbre fue que pudo tomar agua, es como si esta palabra tuviese una textura, un texto que sujeta a un síntoma, a su cuerpo y a un recuerdo olvidado.
Anna O es quien le da el nombre de talking cure a este método. En este mismo texto, es Freud quien señala una palabra Aussprachen (declarar) –jugando un poco con la palabra aclarar, podemos dar cuenta que a-clarar–. Declarar es poner en palabras a aquello que acontece, es decir, darles voz a las letras del un texto. Todorov Tzvetan, cuando habla de los estoicos, menciona sobre el lekton (eco a “lector” si lo leemos en español), lekton es traducido como lo decible, aunque en este estudio que él hace dice que no es correcta esa traducción. Lo que dice Todorov es:

a)     “lo lekton no se sitúa en el espíritu de los hablantes, sino en el lenguaje mismo”,
b)    “lo lekton es lo que permite a los sonidos referirse a las cosas”[2].

¿Es que lekton apunta a la voz? Cuando nosotros leemos, regresándome al acontecimiento que me paso en clases, las láminas es nuestra historia, la manera en cómo nosotros, de cierta forma, decidimos qué carril tomar o cambiar y cómo le damos voz a aquellas variables, esto es dado desde la singularidad, tal vez también es por esto, que hay diversidad de lecturas y diversos lugares de enunciación. Sin embargo, ¿qué pasa con contar desde el otro sentido? Lacan, en el seminario de la Identificación, habla sobre un hueso, específicamente, una costilla de un mamífero que tenía grabadas una serie de pequeños palos, y luego, Lacan escribe lo que pensó para sí: “He ahí por qué tu hija es tu hija, pues si fuéramos mudos, ella no sería tu hija”[3]. A saber, es por contar, que sabe él que lugar ocupa él para con los otros y qué relación enmarca. ¿Es que contar introduce la diferencia en lo real? Pues cuando contamos, nos damos cuenta de las diferencias, damos cuenta de que el uno ya no es lo mismo que el dos o cuando tenemos tres es diferente al uno o al dos… “no es que sea siempre lo mismo lo que es interesante, es *ese por qué* eso que se repite, esto de lo que justamente el sujeto, desde el punto de vista de su confort biológico, no tiene, ustedes lo saben, verdaderamente estrictamente ninguna necesidad, en cuanto a lo que concierne a las repeticiones con las que nos las vemos, es decir, las repeticiones más pegajosas, las más jodidas, las más sintomatógenas. Es ahí que debe dirigirse vuestra atención para develar la incidencia como tal de la función del significante” [4]. Contar es una manera de insertarse en la subjetividad, de encontrar ese lugar desde donde nos enunciamos.


[1] Freud, Sigmund. Estudios sobre la histeria. Amorrortu, 2012, p. 53-43.
[2] Tzvetan, Todorov. Teorías del símbolo. Monte Ávila Editores, C. A., p. 19-21.
[3] Lacan, Jacques. La identificación (versión crítica), clase 6-dic-1961, p. 16.
[4] Íbid, p. 22.

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