Mi cuerpo como lienzo viejo. Lienzo hecho de vieja piel.
La luz del sol perfora en diagonal la habitación alcanzándolo a tocar, dándole calor. Mientras tanto, alguien pasa un pincel, con movimientos suaves surcando el lienzo, marcándolo, inscribiendo en él.
El primer trazo fue olvidado, de ahí, continuaron otros más. Parecía como si cada trazo fuese borrado, dando la ilusión de un vacío. De un cuerpo vacío, haciendo de la presencia una ausencia.
Mi piel es un lienzo para las palabras que cortan, que me aprehenden y que me enmarcan. Marcan encrucijadas y me sofocan hasta el punto de perderme. ¿Qué hay en ellas? No lo sé, sin embargo, ellas me dan vida y me consumen. Cuéntame los trazos que hay en mí, cuéntame con aquellas letras que envuelven mi cuerpo.
Comentarios
Publicar un comentario