Entre el ruido de mis pensamientos
pulsaciones agobiantes emergen de ellos.
Desorden.
Vuelve esta masa griseasea y gaseosa de plabras
taladrándome, asfixiante, sofocante.
Bullicio.
Tengo que hacerlo, sí, cortar. Cortar esa masa
desordenada de ideas, desnenuzarla para encontrar-
me. Hacer de los hilos de mis pensamientos esas
cuerdas que dan soporte a mi voz.
Cortes. Orden. Voz.
Sí, mi voz tiene un tono, una melodía, melancólica, y
a pesar de ello, tiene musicalidad, sentido…
singularidad.
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