Despierto.
Abruptamente abro los ojos.
El chirrido de la alarma despierta en mí, sucumbe en mí todos mis pensamientos, aquellos que, en la noche pasada, traté de domar para poder dormir.
¡Tanto esfuerzo para que vuelvan a surgir! – me decía en voz alta. Camino para bañarme (los pensamientos hablan), desayuno (poco a poco empiezan a agitarse con más fuerza. En el trabajo, en el descanso y en cada hora mis pensamientos me siguen, hablan, fuertemente. Algo sucede en mí, no sé explicarlo… algo cambia, esos pensamientos comienzan a tener matices, sonidos.
monotonía rítmica…
Pulsaciones graves, perforaciones del alma, luego, pulsaciones suaves, oleaje en primavera.
in crescendo… Orden.
Encuentro en mis pensamientos delirantes su musicalidad, a pesar de que siguen en mí, encontré una forma de hacer cortes. ¿Cortes? sí, cortes… Cortando mis pensamientos, mis ideas, empecé a dar cuenta, en el silencio, de sus ritmos, de su singularidad y de ahí tejer una melodía… Una especie de cultivo, como si los pensamientos las palabras abrieran camino a través de la tierra. Entonces, las corto, como si quisiera extraer flores y deshidratarlas ¿a dónde me llevará esto? ¿seré un loco coleccionista de flores?
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