Ir al contenido principal

 Ha estado circulando, en diversos medios de comunicación, sobre el aumento del sobrepeso, la ansiedad, la agresión y que se han denotado rasgos de nuestra personalidad como las ideas de limpieza, etc. Ahora bien, en este texto no me voy a enfocar en las diversas manifestaciones que la pandemia puede revelar. Mi interés es sobre el aumento en la ingesta de alimentos.

            Como bien se sabe, lo primero que se pasa por la cabeza cuando escuchamos algo referente a la alimentación, las primeras palabras que vienen a nuestras mentes son: oralidad, incorporación, objeto bueno/malo, cuerpo, pulsión (y, seguramente, habrá algo de ello en este recorrido). Pero hay un elemento nuevo, más que un elemento una situación específica, es decir, nos encontramos en un tiempo en donde hay incertidumbre – y, es posible que esto tense ciertas cuerdas – y que haya una resignificación en nuestras cotidianidades. Es decir, algo hizo el Covid fue fracturar nuestras cadenas discursivas, posibilitando un reordenamiento (lo que denominamos “la nueva normalidad”). Posibilitando, pues creo que en ciertos casos lo que hizo fue enfatizar esas líneas que ya estaban en nuestra cultura como con la limpieza. Enfatizándolo.

            “La vida, como nos es impuesta, resulta gravosa: nos trae hartos dolores, desengaños, tareas insolubles. Para soportarla, no podemos prescindir de calmantes (…). Los hay, quizá, de tres clases: poderosas distracciones, que nos hagan valuar en poco nuestra miseria; satisfacciones sustitutivas, que la reduzcan, y sustancias embriagadoras que nos vuelvan insensibles a ellas” (Freud, 1930 [1929]: 75), nos indica Freud. ¿Será posible que, estar comiendo de más sea una manera de distraernos de lo que nos está causando un malestar? ¿este malestar o sufrimiento esté implicado en el cuerpo como una señal de alarma?

            Una de las complicaciones que puede surgir con el “estar comiendo”, es confundirla, pues, los sentimientos traen consigo sensaciones y estas sensaciones las podemos encubrir con el sentimiento de tener hambre, por ejemplo. De esta manera, se puede ocupar el comer como un método para calmar una sensación displacentera; además, que esta sensación se anuda con nuestro cuerpo.

¿La comida podría ser tomada como un medio para “olvidar” lo que sentimos? ¿no acaso, este reordenamiento que se efectuó por el Covid, lo que movió, fue nuestras maneras de hacer lazo con aquellos objetos? ¿Qué es esto de la comida y del encuentro que se constituye en este momento?

En las investigaciones que se han hecho sobre sobre los mitos, podemos encontrar que hay unos que nos hablan del fuego, como herramienta que ayudó a la cocina. Gracias a que el fuego fue ocupado como una herramienta es que se posibilitó el pasaje de lo “natural” a lo “cultural” y por tanto a la formación de las sociedades (Strauss, 1996). Con esto indicado me pregunto ¿qué trazos vinculatorios hay en el comer? Es decir: ¿es que tendrá que ver con el cuerpo? o ¿será que el comer, como elemento cultural, sea una manera de regular los vínculos sociales? Pero ¿cómo es que se conecta la comida con el cuerpo (si es que hay ese lazo)? y ¿qué es lo que está pasando con nuestra cultura? La noción de cultura es concebida para designar “la suma de operaciones y normas que distancian nuestra vida de la de nuestros antepasados animales” (Freud, 1930 [1929]: 88), esto sirve para: a) el ser humano se proteja de la naturaleza y b) regula los vínculos. Si la cultura lo que hace es tomar distancia de nuestros antepasados animales, esto quiere decir que, el aumento de la ingesta de alimentos no pasa por un orden biológico o del registro de la necesidad.

Si tomamos la última acepción que es la de regular los vínculos; entonces, creo que es posible pensar el comer como una manera por la cual se organizan los lazos, se juega: el prójimo, el yo y el objeto, por un lado; y por el otro, se juega la estructuración del yo y el objeto. Por lo que se pondría en juego nociones como: identificación, estadio del espejo, imagen, agresividad y ¿el deseo?

Regresando un poco, podemos encontrar otra definición de cultura como “un conjunto de valores determinados siguiendo un orden y una jerarquizada organización” (Foucault, :69), es decir que estos valores se dan dentro determinado grupo social y, estos se alcanzan por la renuncia de ciertos aspectos “naturales” del ser humano, pues, se circunscribe a un orden que es determinado por las reglas. Estas reglas también se encuentran en la alimentación; por ejemplo: lo que se considera la “buena alimentación”, esta idea se circunscribe según cada época. Así, en el México antiguo, se dice tlacualli, para referirse a los alimentos y que quiere decir el buen alimento.

La “buena alimentación” ha estado subordinada por elementos que nutran al cuerpo, así, se cuida la manera de preparar las carnes, se buscan las maneras en que se extraigan los mejores aportes de las verduras o vegetales y esto se anuda, también, en el proceso por el cual se cocina: sofisticación de la técnica. ¿No acaso estos elementos mencionados hacen referencia a cuestiones económicas y políticas? El cuidado de la alimentación, de las relaciones personales y de la economía son componentes para establecer políticas de salud y que se dieron en el devenir de las sociedades. ¿No acaso estos tres elementos son los que han sido trastocados por la pandemia? Además, el tejido que se da, siguiendo estos tres elementos, nos lleva a las representaciones que el hombre tiene con el mundo y/o su cuerpo ¿Será que el Covid pone en manifiesto esa serie de relaciones que, además, se anclan con el sistema económico en el que nos encontramos?

Tomando distancia otra vez, ¿cómo es que se da ese salto de lo “natural” a la “cultura” en los humanos? No lo sé, pero para poder desarrollar un poco más esta idea, me gustaría citar a Lacan, él escribió lo siguiente: “Es preciso que la necesidad que sostiene esta diferenciación primaria se añada la demanda para que el sujeto haga su entrada en lo real, a la vez que la necesidad se hace pulsión, por cuanto su realidad se oblitera al hacerse símbolo de una satisfacción…” (Lacan, 2012: 623). Esto quiere decir que, el parteaguas es dado por la demanda, ella trastorna, es decir altera ese orden que hay entre: un sujeto y un objeto.  No hay una relación de sujeto – objeto concreta, es decir, el estatuto de la comida ya no es solo porque nos mantenga con vida, nos aporte nutrientes o porque tengamos papilas gustativas – esto no quiere decir que no tengan algo que ver con la manera en cómo se constituye una gama de sabores u olores, pues, las cocinas se diferencían por la preferencia de sabores. Bervigracia, en el México antiguo uno de los sabores predominantes es lo agrio y lo amargo, lo podemos ver como en la bebida del caco o del xoconostle. Estos dos alimentos tienen la partícula náhuatl xoco. Así, la recepción de comida tiene que ver con el paladar que se ha desarrollado en cada cultura.

Ahora bien, me gustaría detenerme un poco para desarrollar las ideas que ya están en este texto. Lo que viene acontinuación será: a) la comida y la mitología, b) la necesidad y el alimento, y d) la cultura y la alimentación.

 

La comida y la mitología

 

Me gustaía comenzar señalando cómo es que un sujeto se implica en la comida. Es decir que en este proceso es parte de su estructuracción. Si lo tomamos de otra forma, el sujeto se encuentra en un nudo donde los movimientos que incidan en ciertos puntos (alimentación – económico – relaciones personales) hace que lo resienta y lo desposicione. Ahora bien, la manera en cómo estas vibraciones toquen a cada quien, será apartir de su singularidad.

canibalismo

¿manera de organización? --

cuerpo

La necesidad y el alimento

 

Necesidad à estado que genera tensión: hay dos vías = a) dominio de lo exterior y b) un modo especifico de “alivio”

-principio de placer/realidad (¿?)

-pulsiones

 

La cultura y la almentación.

 

Dispositivo alimenticio = creación de vínculos, juegos identificatorios, normas y el lugar que se ocupa dentro del escenario alimenticio




Comentarios

Entradas populares de este blog

  Él me mostraba con su mano firme las constelaciones. Dibujaba con su dedo índice las figuras que de la Osa mayor, por ejemplo; me narraba, con su voz áspera y autoritaria sobre la historia que cargaba ese conjunto de estrellas, me hablaba de su significación, de su sentido y hablaba con una fascinación que me envolvía y me dejaba llevar con su melodioso discurso. A veces me daba miedo preguntarle algo, pensaba que él podría pensar de mí algo feo. Poco a poco, la luz lunar iba atenúandose y abrí paso a los dardos solares. En el ojo de agua, en donde estábamos viendo las constelaciones, se asomaba nuestras siluetas. Sus trazos, tanto como los que yo hago, dibujando su cuerpo, nos dan esa sensación de semejanza, sus trazos me dibujan, mis trazos le dan soporte. esto es algo que se juega también en nuestra mirada pero ¿qué es lo trazamos en el otro? ¿trazamos lo que vemos, lo que fantaseamos, o trazamos lo atroz ? Mi mano dibujaba su cuerpo a través de esa cristalina agua, y el comen...
Contando… Este escrito va a comenzar por un acontecimiento que me pasó. Estaba en clases y teníamos que revisar las láminas del códice Borgia. Estas láminas tienen siete carriles, en la primera y en la última contienen “dioses” ( teotzin) u objetos para ofrendas y en medio de éstas están las variables de los días. Algunas variables tienen una huella de un pie, este pie indica si subes o bajas o sigues por el mismo carril (como en el juego de serpientes y escaleras). Estos carriles ya están dados, sin embargo, ¿qué quieren decir? o ¿qué es lo que codifican?, preguntas que nos hacíamos en clase. El temachtiani nos indicó que teníamos que contar. No escuchábamos su indicación. El profesor nos reitera que ya tenemos el camino pero que nos faltaba contar. En ese momento me reí. Me di cuenta de que nosotros tenemos ya, de cierta forma, trazada nuestra vida. Pero, depende de la lectura, de la voz que le damos cómo vamos a contar la historia de nosotros. Pues, ¿qué es contar?, ¿c...
  Despierto. Tratando de recordar lo que acabé de soñar, fragmentos estériles de una historia; fantasías entre lazadas. Poco a poco voy ordenando lo que viví en sueño… de un lado, estaba mi infancia: mis padres, fragmentos que poco a poco se turban y dan un giro cuando estaba con él, aquella persona con la que estuve enamorado y puntos suspensivos. El sueño se suspende por un momento, y comienza a rasgarse su presencia. Él poco a poco se va desuniendo.  Silencio.  Nada. Abismo .  Sí. Mientras su recuerdo se iba desvaneciendo algo en mí se abría, es, un abrir en donde se van desprendiendo las paredes de recuerdos, éstas van cayendo poco a poco ¿qué es lo que cae? De repente, me doy cuenta que mi historia, en mi narrativa estoy solo. Mi sueño hablaba sobre las extrañezas que siento al estar con él, estamos juntos pero siempre distantes… siempre sintiéndome con una brecha hacia con el otro. ¡Cuánto me gustaría poder zurcir esa brecha y por fin estar cerca de él. Br...